Cuando hablamos de violencia sexual, nos sentimos tentados a pensar en actos de violencia que ocurren fuera del matrimonio. Es común que pensemos solamente en niños, jóvenes y mujeres adultas que son acosados o abusadas. Sin embargo, ¿sabía que es posible que haya violencia sexual dentro del matrimonio?
Pero ¿cómo es esto posible si se espera que dentro del matrimonio haya relaciones sexuales? Una mentalidad formada con bases cristianas acostumbra a entender que el acto sexual es lícito dentro del matrimonio y que la esposa y el marido no se deben privar de este este privilegio que se les da solamente a los casados. Uno de los textos bíblicos que nos ayuda a comprender esto es el de 1º Corintios 7:4-5, que dice:
“La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia”.
Una interpretación equivocada de este texto se convierte en una buena excusa para que haya violencia sexual dentro del matrimonio, entre personas cristianas.
La escritora cristiana, Elena de White, al referirse a los excesos sexuales a los que se somete a algunas mujeres dentro del matrimonio escribió:
“Muchos cristianos profesos que desfilaron delante de mí, carecían de restricción moral. Eran más animales que hijos de Dios. De hecho, su naturaleza parecía ser casi completamente animal. Muchos hombres de este tipo degradan a la esposa a quien prometieron sostener y apreciar. Hacen de ella un instrumento para satisfacer las propensiones bajas y concupiscentes. Y muchísimas mujeres se someten a ser esclavas de la pasión concupiscente; no poseen sus cuerpos en santificación y honra. La esposa ya no conserva aquella dignidad y respeto propio que poseía antes del casamiento” (Joyas de los testimonios, t. 1, p. 266).
Algunas de las formas de violencia sexual dentro del matrimonio son:
- Forzar a la esposa a tener relaciones sexuales de manera agresiva, cuando el marido está ebrio.
- Obligar a la esposa a mantener relaciones sexuales cuando está físicamente indispuesta (por ejemplo, cuando está enferma en cama).
- Obligar a la esposa a tener relaciones sexuales usando formas de sexo que ella entiende que no son lícitos.
Los comportamientos agresivos como estos violan los derechos que la mujer tiene sobre su propio cuerpo y, en el caso de la mujer cristiana, viola el derecho que ella posee de honrar a Dios también a través de su cuerpo. Violan también la imagen que la mujer tiene de sí misma, lo que perjudica su salud mental y puede llevarla al desarrollo de depresión y otros trastornos mentales.