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Bullying institucional no respeta principios constitucionales

El Bullying es una forma de abuso psicológico que deja a la víctima sin la acción, el acto es para denigrar y humillar a fin de que ella se sienta avergonzada y afecta no sólo a los niños, las personas de edad adulta también pueden ser víctimas. Esta violencia es un problema moral que puede […]


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La persona abusada puede demandar por daños morales y hasta por daños materiales

El Bullying es una forma de abuso psicológico que deja a la víctima sin la acción, el acto es para denigrar y humillar a fin de que ella se sienta avergonzada y afecta no sólo a los niños, las personas de edad adulta también pueden ser víctimas. Esta violencia es un problema moral que puede ocurrir en ambientes variados, la escuela, la universidad, en la familia, y también en el lugar de trabajo. La agresión moral en el lugar de trabajo implica el abuso o mal uso del poder.

La práctica puede ocurrir sutilmente, con la intención de intimidar o herir a un trabajador. Según el abogado de Adriana Alves da Silva, muchas víctimas no son conscientes de que el acoso en el lugar de trabajo viola principios constitucionales como el respeto a la dignidad humana y todavía no respeta el código civil. Porque es un hecho ilícito que causa daño a otros.

Las razones para esto son varias agresiones, el prejuicio racial, religión, posición envidiable en la empresa, y sus víctimas suelen ser el blanco de bromas, insultos, críticas y gritos. Para la psicóloga Cristiane Stafiski, esta violencia puede crear sentimientos de impotencia en el blanco, ya que afecta a su bienestar psicológico, por la vergüenza causada. "En esta situación, uno tiene que tener más seguridad de sí mismo y creer más en su capacidad y potencial, y si la situación empeora debe buscar sus derechos legales", explica.

Jaqueline dice que Fátima pasó por una situación de humillación cuando su antiguo jefe la coaccionó y usó su autoridad para tratar de obligarla a pagar una deuda, y si no la pagaba se vería obligada a permanecer en el cargo que ocupó anteriormente. "No tengo reacción, no sabía qué hacer en ese momento me sentí muy humillada con esa actitud inesperada, pero no podía asustarme, y fuera del empleo", se quejó.

El abogado refuerza aún más que, efectivamente, la persona que sufre de acoso en el lugar de trabajo está siendo acosado moralmente. Por lo tanto, la persona atacada tiene el derecho de demandar por dolor y sufrimiento, e incluso daños a la propiedad.

La intimidación corporativa afecta incluso a aquellos que se limitan a los testigos de la violencia. Un estudio canadiense en la Universidad de la Columbia Británica con más de 350 enfermeras en 41 hospitales canadienses muestra que el deseo de dejar el empleo es mayor entre los profesionales siendo testigo de ocasiones en las que sus colegas eran maltratadas. [Equipo ASN, Tatiane Virmes]

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