Basta de Silencio

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Tenga una familia feliz, lejos de la pornografía y de los vicios sexuales – Entrevista

El pastor Marcos Bomfim es presentador del programa Hogar y familia de la TV Nuevo Tiempo y a través del programa y de videos publicados en las redes sociales él ha contribuido con un contenido rico para el desarrollo de relaciones afectivas sanas. Realizamos una entrevista con él, y la compartimos con usted a continuación: RS: Pastor Marcos, […]


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shutterstock_185021495El pastor Marcos Bomfim es presentador del programa Hogar y familia de la TV Nuevo Tiempo y a través del programa y de videos publicados en las redes sociales él ha contribuido con un contenido rico para el desarrollo de relaciones afectivas sanas. Realizamos una entrevista con él, y la compartimos con usted a continuación:

RS: Pastor Marcos, sabemos que suceden problemas de violencia doméstica y sexual en familias cristianas y no cristianas. ¿Existe alguna forma de evitar estos problemas antes de formar una nueva familia?

Pastor Bomfim: Infelizmente no siempre es posible evitar, ya que no existe una etiqueta en la cabeza identificando a las personas (hombres y mujeres) que usan la violencia doméstica y sexual. Pero quien está de novio puede observar cuidadosamente indicios de violencia, abuso físico, verbal, emocional o sexual en la familia de origen de la persona con quien está saliendo. Difícilmente la fruta cae lejos del tronco… Y cuando cae lejos, es porque rodó para abajo, lo que significa que la fruta puede llegar a un nivel aun inferior al del árbol…Es por eso que los noviazgos largos, con poco contacto físico, bastante convivencia y con frecuentes visitas a la familia del futuro cónyuge son siempre preferibles a los noviazgos relámpago + mucho contacto físico + casamiento. Mucho contacto físico (que puede incluir la relación sexual) produce bastante placer y colabora para inhibir el raciocinio, desarrollando la ilusión de que saldrá bien. Es la típica ceguera de quien no quiere ver. Otras veces ni es necesario ver a la familia. Ya en el propio noviazgo suceden cosas que serían intolerables si la persona utilizase la razón para tomar decisiones. Es por eso que los consejeros diligentes sugieren el rompimiento definitivo de la relación de noviazgo al menor indicio de abuso verbal, físico o sexual. Si existen estas señales ya en el noviazgo, nadie podrá decir después que no sabía… Y si un noviazgo así termina, es la mano de Dios evitando un sufrimiento mayor después.

RS: Además de las agresiones físicas y de la violencia sexual, muchas familias sufren actualmente debido al consumo de pornografía. Este año, la campaña Rompiendo el Silencio ha alertado a las personas acerca de los peligros que la pornografía presenta a nuestras relaciones. ¿Qué cuidados debemos tomar, específicamente sobre este asunto, al decidir formar una familia?

Pastor Bomfim: Otra vez, no es posible saber por la apariencia quién ya está enfrentando problemas con la pornografía o no. Pero alguna cosa se puede hacer, y entre ellas orar el doble de lo que se acostumbraba orar antes del noviazgo. Y si entonces el noviazgo se rompe de una forma inexplicable, ¡usted puede saber que es la mano de Dios! Pablo dice en Romanos 8:28 que todas las cosas cooperan para el bien de aquellos que aman a Dios. Y si cooperan para el bien, vamos agradecer en lugar de reclamar, ¿no es así? Pero quien está de novio debe estar alerta a cualquier sugerencia o indicio de aprecio por la pornografía por parte del novio o novia. Esto incluye los criterios para la selección de las películas, de las ropas y criterios de autolimitación en relación a Internet, por ejemplo. ¿Su novio o novia insiste en permanecer a solas en Internet, durante períodos inapropiados como la noche, por ejemplo? Puede ser un indicio de vida descontrolada en otras áreas. En fin, tal vez el mayor cuidado que alguien pueda tomar es comparecer ante la presencia de Dios y entregarle la autoridad para bendecir o para romper una relación, por más involucramiento emocional que tengamos. Los criterios espirituales para elegir o mantener un noviazgo, generalmente ofrecen un buen margen de seguridad. Pensar que una persona más o menos cristiana puede un día tornarse en una (o un) líder consagrado de familia, es esperar demasiado de la vida… Quien es “un poco cristiano” es en verdad “muy pagano”…

RS: Y si y descubro, después de algún tiempo de casados, que mi cónyuge consume pornografía, ¿cómo debo actuar?

Pastor Bomfim: Bien, ahora el asunto es diferente, porque la separación nunca debería ser la primera opción para quien está casado. ¡Pero es claro que la vida no va a ser fácil! Y el Señor no nos prometió que lo sería, ¡ni fue fácil para él! Si este es el caso, entonces bienvenido(a) a la Guerra Espiritual. Decida enfrentar al verdadero enemigo con armas espirituales, y no carnales. Intensifique su búsqueda de Dios, y tenga la certeza de tener todos los pecados confesados y perdonados. Entregue a su cónyuge en las manos de Dios, ore por él y espere una clara orientación de parte del Señor. Tal vez sea necesaria una separación, pero nunca tome esta decisión sin una muy clara y evidente orientación del Señor, y después de haber agotado todos los demás medios. Si su vida es dirigida por el Espíritu Santo, si usted anda con Dios, es de su interés revelarle a usted lo que debe hacer (Sal. 25:12-14). Después de la preparación espiritual, pienso que uno de los primeros pasos es tratar abiertamente el asunto. Si el cónyuge (hombre o mujer) demuestra verdadero arrepentimiento, evidenciado por la búsqueda de ayuda profesional, por el rompimiento completo en relación a los medios que transmiten la pornografía, si comparte contraseñas, si considera la supervisión de sus movimientos en la web como protección, y si está empeñado o empeñada en una humilde búsqueda de reconciliación con Dios, creo que las probabilidades son un poco mayores. De cualquier modo, el vicio de la pornografía es un problema de solución muy, muy difícil, por afectar al cerebro de modo semejante al de las drogas. Pero para Dios nada es imposible, ¿no es verdad? Estoy recordando ahora el caso de una pareja que me buscó hace casi veinte años con este problema. ¡Hoy están juntos y continúan trabajando para Dios hasta ahora! Perdí el contacto y no sé cómo resolvieron el problema, pero están juntos, trabajando para Dios y criando a sus hijos. De cualquier manera, el pensamiento siempre debe ser en dirección de buscar a Dios y a permanecer juntos, ¡y no al inmediato rompimiento! En ese caso, sugiero especialmente la lectura meditada, con oración, del libro “Testimonios acerca de conducta sexual, adulterio y divorcio”, de Elena de White. Es un libro que contiene conceptos profundos y por eso no debe ser leído de forma apresurada. También creo que es fundamental que usted busque el consejo de personas de su confianza, que tengan gran conexión con Dios, especialmente si tuvieran formación profesional para esto. Aunque muchos piensen diferente, creo bastante arriesgado buscar ayuda profesional en terapeutas con visión de mundo evolucionista o que no tengan un fuerte compromiso con Dios.

RS: Las personas que no son cristianas tienen sus formas de resolver sus problemas conyugales sin tener que preocuparse por principios bíblicos acerca del divorcio. Ya en el caso de quien es cristiano, ante problemas conyugales que involucran violencia sexual y consumo de pornografía, algunas mujeres entran en crisis, pues sienten que es su deber someterse a la voluntad sexual del marido y los hábitos sexuales que este tiene, una vez que entienden que de acuerdo con la Biblia la mujer debe ser sumisa en todo al marido. ¿Qué orientación daría usted a una mujer que se pueda encontrar en esta situación?

Pastor Bomfim: ¡Muchas gracias por hacer esta pregunta! Creo que estamos todos de acuerdo en cuanto al principio bíblico de sumisión mutua, y de los papeles bien definidos dados por Dios al hombre y a la mujer en la estructura de la familia (Efesios 5). La mujer cristiana debe recordar que su sumisión al marido debe ser “como a Cristo”, que es la cabeza de la Iglesia. Es solamente su sumisión a Cristo que la lleva a adoptar una postura sumisa en relación al esposo. Pero esa sumisión nunca, jamás, debe significar infidelidad para con Cristo, el Creador del cuerpo. Esto quiere decir que cada mujer, cada uno de nosotros, va a rendir cuentas a Dios en cuanto al uso del cuerpo. Y es claro que someterlo a prácticas sexuales inmundas y bajas, usar los miembros del cuerpo fuera del propósito original establecido en la Creación, va a deshonrar al Creador y a degradar la imagen de Dios que debe manifestarse en nuestro cuerpo. Y pensando en esto, en Cristo y su muerte para rescatarnos del pecado, es que la mujer debe cariñosamente erguir una barrera en relación a prácticas que ella considere degradantes, como la relación sexual anal, por ejemplo. ¡El esposo nunca debe tener más influencia sobre la mujer que Cristo! (Vale la pena leer lo que Elena de White dice sobre este tema en los libros El hogar adventista, Mente, carácter y personalidad, tomo 1 y Testimonios acerca de conducta sexual, adulterio y divorcio). Un marido amoroso y cristiano, que refleje a Cristo, jamás exigirá de su esposa algo que la rebaje a sus propios ojos. Y ella, a su vez, llena del Espíritu Santo, sabrá cómo permanecer totalmente firme del lado del derecho sin perder la ternura y el amor. En casos extremos, en que la mujer sufre violencia física y es forzada reiteradas veces a través del abuso físico a mantener relaciones sexuales contrariamente a su consciencia, pienso que algo más debe suceder. ¡Definidamente! Pero a través de la Biblia, estoy convencido de que la denuncia a los órganos públicos difícilmente debería ser la primera opción, como muchos proponen (pues ya es un camino casi sin vuelta para el divorcio). Según el apóstol Pablo, sería mucho mejor sufrir el daño de someter nuestros problemas directamente a aquellos que “son de menor estima en la iglesia”, o sea, a tribunales mundanos. Para él, buscar un tribunal del mundo sin haber procurado resolver los problemas con la ayuda del pueblo de Dios, es algo totalmente inconveniente y vergonzoso (1 Cor. 6:1-8), y puede revelar ceguera espiritual. Pero es claro que luego enseguida él también afirma que injustos, impuros (la palabra indica impureza sexual, especialmente), e idólatras, entre otros, no heredarán el reino de Dios, a menos que sean lavados, santificados, justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu Santo. (1 Cor. 6:9-11). Pedro también dejó claro que un cristiano debe enfrentar los varios tipos de abuso reflejando la manera como Jesús enfrentó las terribles agresiones que le fueron infligidas (1 Ped. 2:19-24). Si hubo alguien que sufrió abuso fue Jesús, y el caso fue tan extremo, ¡que lo llevó a la muerte (Isa. 53)! Santiago también habló de cómo debemos enfrentar las diversas pruebas, entre otras cosas, diciendo que “la ira del hombre no obra la justicia de Dios” (Sant. 1:20). Una cosa que está muy clara es que replicar, jamás, jamás, es la actitud correcta (1 Ped. 2:22 y 23). Esto quiere decir que un mal que nos causan nunca debería servir de excusa para devolver otra vez el mal a esta persona, o actuar con espíritu de venganza. Ahora, es claro que esto no significa que alguien deba continuar apañando durante toda la vida y someterse pasivamente a la violencia, aceptando esto como un “destino” de la vida. Someterse de esta manera al sucesivo sadismo de un hombre (o de una mujer…) puede significar grave atentado a la dignidad humana con consecuencias graves para la salud mental, física y espiritual. Como cristianos, creemos en la Biblia, de la manera que está escrita. Pero creo que ni Jesús, aun cuando afirmó que en caso de agresión deberíamos ofrecer la otra mejilla (Mat. 5:38-42), quería llevarnos a mantener una postura de pasividad enfermiza, aceptando el abuso como un hecho, sin buscar insistentemente una solución. Al mismo tiempo que desea evitar el desarrollo del odio y de un espíritu de venganza en sus discípulos, Jesús insiste que abriguemos un espíritu amoroso y perdonador en relación al agresor, orando por los que nos persiguen (oración intercesora). Según Jesús, es justamente esto que nos torna “hijos de vuestro Padre que está en los cielos” y testifica del perfeccionamiento del carácter (Mat. 5:43-48).

Pero, al final, ¿qué hacer además de orar por los enemigos? Reconozco que esta no es una respuesta fácil, así como la solución para el pecado no es fácil, por lo menos desde la perspectiva humana. Claro que la batalla espiritual debe ser la primera opción. ¡Siempre! Como cristianos creemos, sí, en la oración y en los milagros que el Señor Jesús puede hacer como resultado de nuestros pedidos y consagración personal. Pero es claro que él también respeta el libre albedrío de la otra persona. Entonces, cuando una mujer (u hombre) ya está activamente empeñada en la lucha espiritual, orando por la salvación de su cónyuge, cuando ya está luchando hace algún tiempo con Dios para vencer sus propios defectos de carácter y para reflejar el carácter amoroso de Cristo, y cuando aun así la otra persona no demuestra señales de arrepentimiento o deseo alguno de cambiar, y tampoco acepta ayuda terapéutica (con terapeutas cristianos), pienso que es el momento de incluir a más gente en esta batalla, comenzando por una persona responsable, idónea, de gran experiencia espiritual (mujeres ayudando a mujeres), y mejor todavía si fuera una profesional de la salud mental. Buscar terapia es algo muy importante en estos casos, y es indicada para ambos, agresor y agredido, porque generalmente se trata de un tipo de relación simbiótica, en la cual la estructura de la relación induce al estado de abuso. Pienso que cada iglesia debería buscar el servicio voluntario de los profesionales de la salud mental para ofrecer algún tipo de ayuda gratuita juiciosa en estos casos.

Por cierto, quiero aprovechar para divulgar aquí el Congreso Adventista Panamericano de Salud Mental, dirigido a profesionales de la salud mental y a miembros de iglesia interesados, que se realizará del 13-17 de enero de 2016, en Orlando, EUA. Si usted desea participar, basta inscribirse en http://www.emotionalwellnesssummit.com/. Este es justamente uno de los asuntos que serán tratados en este encuentro, bajo una perspectiva al mismo tiempo cristiana y científica.

Para finalizar, quiero dejarle a usted una promesa: “Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían”. Nahum 1:7.

RS: ¿Qué mensaje le podría dejar a un marido, o quién sabe, a un joven, que se siente dependiente de la pornografía y de vicios sexuales, y que se siente sin esperanza de ser diferente y de vencer esta dependencia y estos vicios?

Pastor Bomfim: La pornografía invariablemente está ligada a un segundo problema – la masturbación – tan serio como el primero. Para el hombre que está esclavizado por estos vicios, ¡yo diría que usted está ahora, en este momento, viviendo en el ojo del huracán de su vida! Cada vez que ocurre un contacto con la pornografía, está ocurriendo una comunión con los espíritus del demonio, y él, el demonio, desea que usted piense que la batalla está perdida y que usted jamás podrá volver con confianza a los brazos de Jesús. Pero él es mentiroso y la Biblia nos deja en claro que “al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37). Usted no está perdido porque peca. Jesús dejó el Cielo justamente por eso: para morir cargando la culpa de los pecados. Cada vez que usted confiesa, su culpa es echada sobre él y usted es [1] perdonado(a) y [2] purificado(a). Estoy incluyendo a los dos géneros en la respuesta porque sé que hay mujeres que también enfrentan esta lucha. Es verdad que ahora mismo se está librando la batalla por su vida eterna. De un lado están los ángeles de Dios y del otro los del enemigo. Cada segundo de su vida está contando para uno de los lados. Uno de los dos saldrá vencedor, ¡pero usted es quien decidirá! ¿Cómo? Ahora mismo le digo que si usted quisiera, el Señor envía una legi��n de ángeles para combatir a los demonios que se acumulan a su alrededor. Basta que usted confiese que es débil para vencer solo y se aferre a la mano de Jesús. Confiese la pornografía y la masturbación como pecados, y diga en oración que rechaza estos pecados. Pida siempre socorro al Señor, y pídale que le perdone y le purifique de su pecado. ¡Recuerde que el pecado confesado es pecado perdonado! ¡Siempre! ¡Si cae, vuelva a confesar! ¡Siempre! Usted no se va a perder por causa de los pecados. ¡Jesús vino para salvarnos de los pecados! ¡Pero él no puede salvarnos de pecados que no son confesados! Así que, solo nos perderemos el día en que no queramos más confesar los pecados y echarlos sobre Jesús, ¡colgado en la cruz! Además de eso, es preciso vigilar más los pensamientos que las acciones. También es necesario romper con todo lo que lo lleve a usted a pecar, aunque sea necesario vender su computadora y desconectarse de Internet (inclusive de su celular), salir de su empleo, mudarse de ciudad, ¡quién sabe!… En fin, no es posible ganar el Cielo sin perder algunas cosas por aquí que nos parecen preciosas para nuestra vida mundana, ¿no es así? Jesús dijo: “Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego” (Mateo 18:9). Pero hay tanta cosa que la gente puede arrancar antes que los ojos… Entonces, ¡persevere! ¡Jesús lo ama!

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