Perjuicios de la industria de la ilusión

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Perjuicios de la industria de la ilusión

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Las palabras “sexo” y “porno” están entre las diez más buscadas por los niños en Inter­ net.

La pornografía es “la mayor ilusión del mundo”. Fue lo que afirmó Shelley Lubben, ex actriz porno en su libro Truth Behind the Fantasy of Porn [La verdad detrás de la fantasía de la pornografía]. De acuerdo con Shelley, muchas mujeres que trabajan en este universo consumen drogas y bebidas alcohólicas para poder actuar.

Otra actriz que dejó la industria de la pornografía fue Jennifer Case. En una entrevista para el sitio The Porn Efect [Efectos de la pornografía], ella cuenta que quedó traumatizada, oprimida y se sintió abusada. Dice que así como otras, llegó a estar enviciada con las drogas y tuvo que luchar contra enfermedades de transmisión sexual.

Si por un lado existen perjuicios para quien sirve a esta industria, por otro lado hay mucha ganancia para quien está al frente de este negocio. Los rendimientos anuales de la industria pornográfica llegan a cerca de los 15 billones de dólares en los Estados Unidos y casi 100 billones alrededor del mundo. Ante ese escenario encontramos dos grupos que sufren consecuencias tristes en función de la pornografía, los que venden su imagen a este servicio, y son tratados como objetos sin muchos derechos, y los que consumen y quedan enviciados en pornografía.

Además de los miles de adultos (hombres y mujeres) que consumen contenido pornográfico, cada vez más niños también están consumiendo, y los efectos son desastrosos. Las consecuencias son diversas, siendo tal vez más dañino el perjuicio que se genera en las relaciones afectivas. A través de la vulgarización del sexo y de la desvalorización de las mujeres que promueve la industria del sexo, se genera una imagen de que la mujer es un ser al servicio de los deseos sexuales masculinos; y actualmente, muchas mujeres son violentadas sexualmente por hombres que poseen esa mentalidad enferma.

En su libro Pornland [Tierra de pornografía], Gail Dines, socióloga americana, presenta una hipótesis perturbadora: Las películas pornográficas, vistas a través de Internet por cualquier adolescente, serían las responsables por el aumento de casos de violencia sexual contra la mujer y contra niños. “Los estudios muestran que, entre el 40 y 80% de los hombres que ingresan y bajan pornografía infantil terminarán involucrados en algún tipo de abuso contra menores”, dice Gail en el sitio Mujer 7x7.

Cuando alguien consume pornografía, contribuye no solo a aumentar el rendimiento de esa industria, sino a propagar una imagen distorsionada de ser mujer o niño (en el caso de la pornografía infantil); una imagen que deshonra a quien es digno de ser respetado y de tener derechos.

¿Desea conocer más sobre ese asunto? Lea el artículo “La ilusión de la pornografía” en la Revista de la campaña Rompiendo el Silencio de este año. Para leer haga un clic aquí.