La pobreza en la infancia es una realidad en muchos países. América Latina y el Caribe siguen siendo una de las regiones más desiguales del mundo. El Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) estima que para finales de 2024, 16,4 millones de niños en estas localidades necesitarán apoyo humanitario debido a las crisis actuales. Esta situación está directamente relacionada con los flujos migratorios y la violencia en estos países.
Los niños nacidos en familias de bajos ingresos tienen un mayor riesgo de mortalidad infantil, retraso en el desarrollo y embarazo en la adolescencia. Así lo revela el estudio de la Universidad Federal de Pelotas, publicado en la serie Optimising Child and Adolescent Health [Optimización de la salud infantil y adolescente], de la revista The Lancet. Los estudios se realizaron con base en datos de encuestas nacionales de 95 países de bajos y medianos ingresos, que incluyen al 10% de los niños de cada nación.
Los resultados indican que los niños de familias más pobres tienen entre dos y tres veces más riesgo de morir antes de los cinco años, presentar retraso cognitivo y, entre las niñas, ser madres antes de los 20 años, en comparación con los niños nacidos en familias con mayores ingresos. Los análisis también muestran que cuanto mayores son las desigualdades socioeconómicas de un país, peores son los resultados en salud, nutrición y desarrollo de los niños de esa población. Debido a estas condiciones, muchos niños pueden estar en una situación de vulnerabilidad con respecto a la violencia y a tratamientos inadecuados. La psicóloga Luciana Silva, especialista en terapia cognitivo-conductual, explica que la desigualdad social aumenta la vulnerabilidad de los niños. “Si encuentras a un niño desnutrido, ¿cómo estará el aspecto cognitivo de ese individuo? Si la alimentación no es adecuada, no hay un buen desarrollo de la inteligencia emocional, espacial, abstracta, etc., lo que desencadena una serie de otros problemas. La desigualdad social es un problema que afecta la vida de muchos niños en todos los aspectos: psicológicos, emocionales, financieros y familiares", afirma.
La violencia que ocurre en la infancia representa una amenaza
aún mayor para el desarrollo psicológico y sexual, ya que
sucede en una fase crucial de formación social, física y emocional.
Jennifer Kellyn, abogada especialista en derecho educativo, revela que ha visto muchos casos de menores que habían sido víctimas de abuso y que la mayoría de los que atendió se encontraban en una situación de vulnerabilidad económica. "Conozco y participo en proyectos que atienden a niños y adolescentes que han sufrido violencia y que están en extrema pobreza. Es una realidad dura y muy común", complementa.
La pobreza y la exclusión son factores que contribuyen al aumento de la violencia. La psicóloga clínica Alessandra Noronha añade que el desempleo puede ser un agravante. "La inactividad genera niveles de estrés y frustración que tienden a dirigirse hacia las personas más cercanas, lo que a menudo incluye a los niños. El poco acceso a servicios básicos limita la posibilidad de acceder a servicios de salud mental y a programas de apoyo social. Esto puede impedir que las familias en crisis encuentren la ayuda que necesitan para afrontar situaciones estresantes", detalla.
Esperanza y acción: construcción de un ambiente seguro para nuestros niños
Ante esta realidad, es necesario actuar. La orientación y la información deben ser más accesibles y servir como una guía para todas las familias, especialmente para aquellas que se encuentran más vulnerables en la sociedad. Sin embargo, es fundamental estar atentos: aunque las familias de clase baja están más expuestas al abuso, los crímenes ocurren en todas las clases sociales. Como aclara Alessandra, "el abuso sexual no discrimina y puede ocurrir en cualquier contexto socioeconómico. Los factores como la convivencia con posibles abusadores, la ausencia de un apoyo sólido y la vulnerabilidad emocional pueden afectar a niños de todos los orígenes", expone.
Sin embargo, la desigualdad resulta en un acceso limitado a la educación. Alessandra subraya que, para romper este ciclo, es necesario que el conocimiento y la información lleguen a todos los lugares. "La falta de acceso a la educación de calidad puede hacer que los padres con menos conocimientos sobre manejo de conflictos utilicen métodos disciplinarios abusivos. Los niños que no asisten a la escuela o que tienen baja escolaridad son más vulnerables, ya que pueden no estar conscientes de sus derechos o de cómo buscar ayuda", explica.
¡DENUNCIA!
En Brasil, la explotación sexual de niños y adolescentes es combatida por la Constitución Federal de 1988, el Estatuto del Niño y del Adolescente (ECA, según sus siglas en portugués) y el Código Penal, pero esta causa es un deber de todos. También puedes apoyar ONGs e instituciones que están comprometidas con la defensa de los derechos de niños y adolescentes, o programas como Basta de Silencio.
El objetivo es concientizar a la población, especialmente a mujeres y niños, sobre la importancia de acabar con la violencia a través de la prevención. Jeanete Lima, coordinadora sudamericana del proyecto, explica que esta es una iniciativa importante de cuidado y prevención. "A través de la orientación a padres, alumnos y educadores, la campaña propone alertar sobre la necesidad de romper el silencio y buscar el apoyo necesario. Los materiales de la campaña se distribuyen de forma gratuita en escuelas y guarderías públicas", revela.
El programa se lleva a cabo a lo largo de todo el año, pero tiene como hito el cuarto sábado del mes de agosto. Jeanete advierte que para construir una sociedad mejor, todos deben combatir el abuso. "Las cifras son alarmantes, y es aún más desafiante pensar que están subestimadas. La violencia se alimenta de la desinformación, y cuando uno participa activamente, entregando un folleto o una revista, ayuda a minimizar los efectos del abuso", orienta.
Los niños que conocen las medidas de seguridad tienen más poder para protegerse. No dude en denunciar cualquier sospecha o confirmación de abuso infantil. Su llamada puede salvar una vida:
- Argentina: 102 y 137
- Bolivia: 800-14-0348
- Chile: 147 y 1455
- Ecuador: 1800 DELITO (335486)
- Paraguay: 137 y 147
- Perú: 100 y 105
- Uruguay: 0800 4141 y 0800 5050
Fuentes:
GILBERT, Ruth et al. Recognising and responding to child maltreatment. The Lancet, [s.l.], v. 398, n. 10317, p. 1670, 2021. Disponible en: https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(21)02716-1/abstract. Acceso el: 1 julio, 2024.
Organização Mundial da Saúde (OMS). Relatório mundial sobre violência e saúde. 2002. Disponible en: https://iris.who.int/handle/10665/65900. Acceso el: 1 julio, 2024.
UNICEF América Latina e Caribe. Siete de cada diez niños y niñas en movimiento en América Latina y el Caribe. Disponible en: https://www.unicef.org/lac/comunicados-prensa/siete-de-cada-diez-ninos-y-ninas-en-movimiento-en-america-latina-y-el-caribe. Acceso el: 1 julio, 2024.
UNICEF América Latina e Caribe. Niños y niñas en América Latina y el Caribe. Disponible en: https://www.unicef.org/lac/ni%C3%B1os-y-ni%C3%B1as-en-am%C3%A9rica-latina-y-el-caribe. Acceso el: 1 julio, 2024.
Abramovay, Miriam. Juventude, violência e vulnerabilidade social na América Latina: desafios para políticas públicas / Miriam Abramovay et alii. – Brasília : UNESCO, BID, 2002
POLITIZE. Abuso infantil e exploração de crianças. Disponible en: https://www.politize.com.br/equidade/abuso-infantil-e-exploracao-de-criancas/. Acceso el: 3 julio, 2024.