El “hate” detrás de las pantallas: comprendiendo y enfrentando el comportamiento agresivo en internet

La explosión de hostilidad en las redes sociales: por qué nos hemos vuelto tan agresivos en línea y cómo podemos responder con conciencia y empatía.

Quien se aventura a leer los comentarios en publicaciones en redes sociales probablemente ya se ha encontrado con alguna discusión acalorada. Cuando opiniones contrarias se enfrentan en una publicación, es común que el debate se desvíe por completo del tema original y que los participantes adopten una postura agresiva, intercambiando insultos y descalificaciones. En los casos en que la discordancia recae directamente sobre el contenido publicado, las manifestaciones negativas pueden dirigirse al propio autor de la publicación, quien pasa a enfrentar un fenómeno que incluso tiene nombre: el hate —palabra en inglés que significa “odio”. En el universo de las redes sociales, recibir hatesignifica convertirse en blanco de una avalancha de comentarios agresivos que, con frecuencia, van más allá del ámbito de las ideas y adquieren un carácter personal.

Darleide Alves, presentadora de la TV Nuevo Tiempo, relata que ya ha tenido que lidiar con el hate debido a algunas posturas que expresó en internet. “Las personas confunden lo que uno dice con quién uno es, y atacan a la persona o le exigen otro comportamiento, otro discurso y otra actitud, solo por tener una opinión distinta. Hay días en que, de hecho, uno se siente agredido”, declara. Y ella no es la única. La escritora y conferencista Fabiana Bertotti describe una experiencia similar vivida a lo largo de 12 años produciendo contenido para internet. Ella relata que, en un principio, le resultó difícil entender por qué eso estaba ocurriendo. “La primera vez que se ‘rompió mi burbuja’ y recibí una gran ola de hate, no sabía cómo lidiar con eso. Uno piensa, con desesperación: ‘¡No puede ser!, la gente quiere matarme solo porque di mi opinión", relata.

¿Por qué el tono agresivo se apoderó de las interacciones virtuales?

La expresión —“romper la burbuja”— se utiliza para describir lo que ocurre cuando un contenido supera a la audiencia habitual (denominada “burbuja”) y alcanza a personas fuera del círculo que normalmente sigue al autor de la publicación. Esto sucede cuando el algoritmo de la red social muestra el post a un público que no sigue al creador. Para el director de estrategias digitales, Carlos Magalhães, este fenómeno ayuda a entender por qué pueden surgir comentarios agresivos. “Los algoritmos muestran contenidos que refuerzan nuestras creencias y opiniones, creando burbujas que limitan nuestro contacto con ideas diferentes. Eso puede reducir nuestra tolerancia a lo contrario y dificultar la aceptación o comprensión de opiniones divergentes”, explica.

No obstante, Carlos destaca que el problema de la hostilidad en internet va más allá y que hay otros factores involucrados. “En las redes sociales, las personas se sienten más cómodas para atacar debido a la sensación de anonimato, a la protección que brinda la pantalla y a la distancia física. Sin el contacto visual directo, es más fácil olvidar que hay una persona real del otro lado”, comenta. La psicóloga Paula Prado Cruz, quien trabaja con técnicas de la Terapia de Aceptación y Compromiso, coincide en que la falta del “cara a cara” puede influir de forma contundente en el comportamiento digital. “En internet, las interacciones ocurren sin contacto directo, lo que reduce la empatía y facilita la deshumanización del otro. La persona comenta sin ver la reacción de quien está leyendo, lo que disminuye la conciencia del impacto de sus palabras”, detalla.

Ser consciente de este hecho determinó la manera en que Darleide decidió enfrentar los comportamientos agresivos. “Opté, en algunas ocasiones, por simplemente ignorar, borrar y no decir nada, dejarlo pasar. En otras oportunidades, tomé una postura firme. Si estuviéramos en persona, ciertamente los discursos serían mucho más suaves, muy diferentes”, relata la presentadora. Esa comprensión también es compartida por Fabiana. “Es más fácil pelear en redes sociales porque no tienes delante a un ser humano que puede llorar, que demuestra miedo o rechazo. Esas personas que me están atacando con sus teclados no harían eso en la vida real. Muchos que me insultaban, si tenían la oportunidad, venían a pedirme una foto”, cuenta la escritora.

Sobre esa diferencia de comportamiento entre el mundo virtual y el presencial, el cantante y presentador de la TV Nuevo Tiempo, Weslley Fonseca, vivió una experiencia peculiar al involucrarse en una discusión de opiniones en los comentarios de una publicación. Después de manifestar apoyo a un contenido publicado por otra persona, alguien respondió a su comentario de forma ofensiva. “Le respondí diciendo: ‘Fulana, no tendrías el valor de decir eso en mi cara. Somos de la misma ciudad, de la misma región, no es tan difícil que nos encontremos si quieres conversar mejor, porque creo que esos mensajes jamás se dirían fuera de internet’”, narra él.

Pocos días después, Weslley se encontró accidentalmente con esa persona mientras almorzaba. Decidió acercarse y tocar el tema. “Empecé hablando de lo que había leído, recordando lo que pasó en línea. Vi claramente cómo la persona se puso incómoda, se sonrojó y enseguida me pidió disculpas. Ella misma admitió que, al momento de escribir en internet, a veces los impulsos dominan la mente y no dejan pensar”, relata.

Desde la perspectiva psicológica, Paula explica que el entorno digital realmente favorece la acción automática. Las personas tienden a actuar impulsadas por pensamientos y emociones intensas, sin espacio para la pausa o la reflexión. “Cuando la conciencia de los valores y consecuencias está debilitada, el impulso y la reactividad tienden a dominar. Es como si el ‘botón de publicar’ estuviera más accesible que el de ‘percibir lo que estoy sintiendo y elegir qué hacer’”, ilustra. La psicóloga también aclara que un comentario hostil puede ser un intento de descargar una incomodidad interna y buscar alivio inmediato ante emociones difíciles como la frustración, la inseguridad o la ira. “La mayoría de las veces no se trata de pura maldad, sino de un patrón aprendido de reacción automática ante el sufrimiento, una forma de lidiar con él que puede desaprenderse con conciencia y cuidado”, detalla.

Estrategias para enfrentar el odio en las redes

Frente a todo este escenario, los especialistas establecen algunos principios y orientaciones que ayudan a enfrentar la agresividad en el entorno digital. En primer lugar, en el caso de quienes son víctimas de comentarios hostiles, es necesario encontrar formas de preservar la autoestima y la salud mental. Para Fabiana, uno de los secretos está en no volverse rehén de la opinión ajena. “Así como no me siento la peor persona del mundo cuando me odian, tampoco me siento la mejor cuando me elogian. Quien hoy me ama porque ve en mis palabras una coincidencia con sus pensamientos, mañana me odiará cuando vea una diferencia”, reflexiona.

El segundo punto que puede contribuir a construir un espacio virtual más respetuoso implica abandonar la postura pasiva al presenciar actitudes ofensivas. Pero atención: ¡esto no significa involucrarse en el debate ni responder directamente a la agresión! “Es importante no interactuar directamente con el agresor, para evitar dar más visibilidad al comentario ofensivo”, explica el director de estrategias digitales, Carlos Magalhães. Para él, el primer paso es denunciar directamente en la plataforma. “Las redes sociales ofrecen herramientas simples para eso, permitiendo denunciar abusos, discriminación o bullying. Muchas plataformas también permiten bloquear o restringir al usuario. En algunos casos, puede ser necesaria la denuncia ante autoridades competentes”, añade.

La abogada Larissa Reis refuerza esta cuestión al contraponer la visión —aún presente en el imaginario de muchos— de que “internet es tierra de nadie”. “Desde 2014, contamos con el Marco Civil de Internet, que ofrece importantes instrumentos para responsabilizar a quienes publican contenidos. Es decir, ¡quien publica es responsable de lo que publica!”, señala. Ella también destaca que es a través de la Ley n.º 12.965/2014 que se garantiza la trazabilidad del contenido, contradiciendo a quienes creen que el anonimato en internet está garantizado. En cuanto a la comprensión jurídica actual sobre el comportamiento agresivo en las redes sociales, Larissa afirma que las leyes penales del “mundo real” también se aplican al “mundo virtual”. “De esta forma, delitos como calumnia, difamación, injuria, amenaza, violencia de género, racismo, discurso de odio y prejuicio, cometidos en el entorno virtual, también están contemplados por la ley. A través de órdenes judiciales, es posible responsabilizar a los autores mediante acciones penales y civiles, incluso con solicitudes de indemnización”, explica.

En tercer lugar, pero no menos importante, es necesario reflexionar sobre nuestras propias intenciones antes de publicar un comentario, siempre usando el filtro de la empatía. La psicóloga Paula Prado Cruz afirma que debemos recordar que, del otro lado de la pantalla, hay una persona real, con emociones, historias y fragilidades. Al cultivar esa mirada, nuestras acciones dejan de ser automáticas. “Haz una pausa antes de comentar. Pregúntate: ‘¿esto que voy a decir construye o hiere?’”, sugiere. Y agrega: “Valora más el diálogo que ganar una discusión”. Sobre ese punto, Carlos añade que es necesario estar atentos al tono del debate. “Discrepa con educación y sin ataques personales, enfocándote en las ideas y no en las personas. Y aprende a detenerte: no sigas con la conversación cuando notes que el diálogo saludable se ha convertido en una comunicación violenta”, recomienda.

Por último, es necesario reflexionar sobre los valores que transmitimos con cada comentario o contenido publicado. La presentadora Darleide Alves propone algunas preguntas pertinentes que pueden hacerse antes de emitir una opinión en internet. “¿Cuál es tu propósito? ¿Ganar almas para el Reino de Dios? ¿Crees que realmente estás promoviendo conocimiento, un cambio de mentalidad? ¿Estás defendiendo algo que verdaderamente es legítimo, y esa legitimidad está basada no solo en tu opinión, sino en los conceptos bíblicos de la Palabra?”, señala. Si en el mundo virtual seguimos siendo seres humanos reales, aunque mediados por una pantalla, los valores que cultivamos en nuestra vida cotidiana también deben aplicarse a ese espacio digital —incluso los valores espirituales. Para la psicóloga Paula Prado Cruz, esa reflexión es muy valiosa. “En la Terapia de Aceptación y Compromiso hablamos de actuar con conciencia e intención. Eso también aplica al entorno en línea: cuanto más se conectan nuestras acciones con los valores que queremos ver en el mundo, más humanos nos volvemos, incluso en ambientes virtuales”, concluye.