Perjuicios para quien consume, perjuicios para la familia de quien consume. Pero esto no es todo. Quedan perjuicios para quien vive de la pornografía.
La vida de los artistas de cine parece ser solo glamour a la vista de algunos. “Dinero, fama, poder viajar adonde quiera, comprar lo que quiera… debe ser fantástico” pueden pensar. No obstante, por detrás del mundo fantasioso de las películas e inclusive de los eventos en los que las personas participan, existen personas reales con necesidades reales, anhelos, cuentas a pagar, y tantas otras cosas que forman parte de mi vida y de la suya.
Y si la vida de aquellos que tienen éxito en las películas románticas o en comedias no es “perfecta” como algunos pueden pensar (¿por qué de vez en cuando aparece una noticia de personas famosas que cometieron suicidio?), podemos suponer que la de los que viven de la pornografía tampoco lo es.
La ex actriz porno Shelley Lubben, en su libro Truth Behing the Fantasy of Porn [La verdad detrás de la fantasía de la pornografía], afirma que la pornografía es “la mayor ilusión del mundo”. Según ella, muchas mujeres de ese universo consumen drogas y bebidas alcohólicas para fingir que les gusta lo que hacen. Aunque la industria del sexo intente mostrar otra realidad, Shelley revela que “las mujeres tienen un dolor inefable pues son golpeadas, increpadas e insultadas. […] La pornografía es solo sexo falso, contusiones y mentiras en video. Confíe en mí, yo sé”.
“Ah, es tan solo ficción”, “las buenas actrices no necesitan drogarse para trabajar”, “si ella no logra trabajar con esto, debería trabajar en otra cosa”. Un defensor de la industria pornográfica podría expresar fácilmente estas y otras justificaciones. Pero si hay perjuicio para la mente del que observa, ¿cómo podemos cerrar los ojos a los perjuicios que existen en las mentes que componen las escenas? Los seres humanos que están allí, reproduciendo escenas que degradan la imagen de la mujer, colaboran con la propagación de comportamientos violentos, etc. Estas personas también tienen sentimientos, también deben ser respetadas; y no pueden cancelar un contrato simplemente porque están sintiéndose mal al ejecutar su trabajo.
La revista de la campaña Rompiendo el Silencio tiene como tema de portada, este año, un artículo del periodista Michelson Borges acerca de la industria pornográfica y la degradación que ocasiona al ser humano. Existe un grito de socorro que está siendo silenciado por las drogas, por las expectativas de fama y dinero, por un universo lleno de ilusión.