Cuando Ana era adolescente, la Internet no era tan accesible a todas las personas como lo es hoy. Ana tenía un novio que no tenía acceso fácil a Internet. Por esta razón, él le pasó la contraseña do su e-mail para que ella verificase, con alguna frecuencia, si él había recibido algo importante, especialmente referente a vacantes de empleo. Sin embargo, semana tras semana, al acceder al e-mail de su novio, Ana era sorprendida con e-mails de contenido pornográfico, enviados para él por amigos de la iglesia.
El nombre de Ana es ficticio, pero la historia, infelizmente, es real.
Acabo de leer una noticia que dice que “Uno de cada diez adolescentes británicos ‘ya hizo o participó de vídeos eróticos’”. Si este número le asusta, considere que un número aún mayor de adolescentes, jóvenes y adultos comparte ese tipo de material en la Internet.
La estadística relatada en la noticia es producto de un estudio conjunto de las ONGs británicas de defensa de los derechos infanto-juveniles NSPCC y Childline. En este estudio se entrevistaron 700 adolescentes con edades de 12 y 13 años y 20% de los entrevistados relataron haber visto imágenes que los conmocionaron mientras 10% temían haberse enviciados de la pornografía.
La Internet es un medio fantástico de comunicación, pero es un ambiente propicio para el desarrollo de una serie de problemas, incluyendo los problemas relacionados a la pornografía. Padres y madres deben aprender a conversar con los hijos sobre este asunto. Debe volver la vida de los hijos lo suficiente interesante para que la Internet no sea el ambiente de su preferencia. Deben monitorear la actividad de los hijos en la Internet, y orientarlos acerca de cómo actuar al recibir determinados tipos de contenido. Deben orientarlos sobre lo que conviene publicar en el mundo virtual. Para eso los padres deben relacionarse con sus hijos. No piense que, porque su hijo asiste a la iglesia o estudia en una buena escuela, está libre de peligro.
Los adolescentes que consumen pornografía online hoy pueden ser los adultos enviciados de la pornografía de mañana. ¡Cuántos problemas podemos evitar actuando en el momento llamado "ahora"!