Tal vez la relación entre el consumo de alcohol y la práctica de violencia no sea una novedad para la mayor parte de nuestros lectores. Basta observar los noticieros que una y otra vez relatan casos de violencia involucrando el consumo de esta droga.
Sin embargo existen otros efectos por el consumo de alcohol que silenciosamente les roban la felicidad a las familias. Uno de ellos está relacionado a los perjuicios para la salud.
El alcohol afecta al cuerpo de la cabeza a los pies. Cerebro, ojos, corazón, pulmones, hígado, estómago, páncreas, sangre, músculos, a todos afecta el consumo de alcohol. Su uso crónico puede llevar a la impotencia sexual, al desarrollo de fibrosis, esteatosis, cirrosis y cáncer. Dependiendo de la dosis consumida, la persona puede llegar al coma y hasta la muerte.
Además de los que sufren estos daños físicos en el organismo en función del consumo de alcohol, también está el sufrimiento de los familiares que conviven con estos efectos dentro del hogar. Cualquier persona que ya tuvo que cuidar de un enfermo sabe cuán triste y desgastante es esto. Y cuando el enfermo es un familiar, el esposo, la madre, el padre, un hijo o un hermano, la tristeza es todavía mayor.
Otra forma con la que el consumo de alcohol le roba la felicidad a tanta gente está relacionada a los innumerables accidentes que ocurren en el tránsito. En muchos casos los involucrados en el accidente sufren lesiones, quedan hospitalizados o hasta llegan a morir. Así, noches de fiesta terminan en llanto y dolor.
La verdad es que las sonrisas que se dan bajo la acción del alcohol en el cerebro no compensan las lágrimas derramadas en función de los demás efectos en el cuerpo y en la vida. Debemos hablar sobre esto. Debemos romper el silencio por una vida con más sonrisas, y por sonrisas que duren una vida.