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Bianca Arruda* soñó siempre con un futuro promisorio para cada uno de sus cuatro hijos. Después de separarse de su marido, trabajó duramente para garantizar la alimentación y los estudios de todos ellos. Sin embargo, no imaginaba que, a pesar de tanto cariño y dedicación, Richard fuera a verse involucrado en crímenes, y se convirtiera […]


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Captura de Tela 2016-08-15 às 10.03.37Bianca Arruda* soñó siempre con un futuro promisorio para cada uno de sus cuatro hijos. Después de separarse de su marido, trabajó duramente para garantizar la alimentación y los estudios de todos ellos. Sin embargo, no imaginaba que, a pesar de tanto cariño y dedicación, Richard fuera a verse involucrado en crímenes, y se convirtiera en consumidor de drogas.

La madre notó que, a los trece años de edad, había comenzado a faltar a clases, se estaba poniendo rebelde, y había comenzado a cultivar amistades que demostraban ser inadecuadas. Cuando ella intentaba orientarlo, se sentía cada vez más frustrada, ya que el jovencito no tenía oídos más que para sus amigos.

Seducido por esas amistades de que obtendría ropas y calzados de marca, estatus y dinero, a los quince años de edad, Richard decidió abandonar sus estudios, y salió de su casa para ir a vivir con traficantes y adictos a las drogas del Distrito Federal, en el Brasil. “Nuestra relación se volvió muy difícil. Él me enfrentaba”, recordaba Bianca, que intentaba reprender a su hijo con castigos, los cuales únicamente desgastaban la situación.

El muchachito comenzó a realizar robos con armas y participó de desavenencias entre grupos de criminales, que resultaron en amenazas para su madre y sus hermanos, quienes necesitaron mudarse de barrio para no correr riesgo de muerte. “Yo sufría por ver a mi hijo destruyendo su propia vida”, se desahogaba la madre.

Enfrentando el problema

Después de tres años de crímenes en Brasilia y de haber pasado por amenazas de muerte, y palizas por parte de los policías, Richard resolvió vivir con un tío en Rio de Janeiro e intentar recomenzar su vida lejos del crimen. Sin embargo, lamentablemente, su situación empeoró y comenzó a vivir en la calle y a consumir marihuana y cocaína. La madre, a pesar de la distancia, no dejaba de incentivar a su hijo para que procurara ayuda a fin de tratar su adicción y modificar sus conductas. “Me acuerdo de que sentía miedo de que me mataran, o la policía o los traficantes. Cuando ya estaba sin esperanza, un señor me encontró en la calle y me invitó a participar de una comunidad terapéutica de ADRA Brasil”, recuerda Richard.

Con la intención de ayudar a diversas personas que pasan por la misma situación, la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA Brasil) creó en 2013 el proyecto “Vidas Transformando Vidas”, en la ciudad de Campo Grande, en Rio de Janeiro, Brasil (para mayor información ingresa en la página web adra.org.br). Este espacio ofrece tratamiento especializado y multidisciplinario, basado sobre actividades educacionales, como también orientación profesional, integrando todas las características esenciales de una comunidad terapéutica.

El objetivo de esta iniciativa es tratar la dependencia química por medio del cambio de estilo de vida, entendiendo al uso abusivo de drogas como síntoma de desajuste psicológico y social de la persona. El método empleado se desarrolla por medio de un tratamiento multidisciplinario, bajo un régimen de internación de entre nueve y dieciocho meses, dependiendo de las necesidades de cada individuo. Actualmente, Richard se está recuperado, retornó a sus estudios, tiene un empleo y se prepara para ingresar en la universidad.

En el Brasil, aproximadamente 18 millones de personas lidian contra la dependencia química, y diversas familias sufren por no saber cómo enfrentar la situación. Para orientarse sobre cómo auxiliar a un amigo o a un familiar que esté pasando por esta situación, la terapeuta comunitaria y técnica en Dependencia Química Vasti Rainer, y también coordinadora de otra comunidad terapéutica mantenida por ADRA Brasil, en Bahía, nos sugiere algunos consejos importantes:

Escucha

Presta atención a quienes están involucrados con las drogas; es muy importante. Estas personas tienen grandes carencias y gran necesidad de ser escuchadas.

No recrimines

Trata con amor a quien está en esta situación. Recriminarlo solamente puede empeorar las cosas.

Ayúdalo

Pregúntale cuál es la mejor manera de ayudar. Demuéstrale que estás dispuesto a auxiliarlo de diferentes maneras, tanto sea con un abrazo, como también llevándolo a una alguna comunidad terapéutica.

A fin de evitar que tus hijos se vean implicados en alguna dependencia química:

Conoce

A fin de prevenir, es importante que los padres conozcan bien a sus hijos. Que colaboren con sus estudios, que conozcan sus amistades, como también que conozcan a las personas con las cuales ellos entran en contacto por teléfono o Internet.

Involúcrate

Procura involucrar a tus hijos en las decisiones y los planes de la familia, ya sea en la elección de la escuela, el lugar donde pasar las vacaciones, en la compra de un teléfono celular para la casa, o la de un nuevo automóvil.

Dedícales tiempo de calidad

Realicen actividades en conjunto. Por intermedio de las conversaciones, ustedes se irán conociendo más. Paseen juntos en bicicleta, armen una huerta, practiquen deportes, hagan juegos y competencias, a fin de que estén todos incluidos.

Cuida la alimentación

Evita los condimentos, los alimentos picantes y las bebidas fuertes que puedan despertar nuestras predisposiciones a las dependencias químicas, e incentive la voluntad de probar sustancias más fuertes.


* El nombre de las personas mencionadas fue modificado a fin de preservar su identidad.

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