Apuesta a la salud

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Apuesta a la salud

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En noviembre de 2005, la influyente salud y el bienestar son el designio de Dios, y revista National Geographic publicó un extenso reportaje sobre los descubrimientos de la ciencia con respecto a la longevidad. Los científicos visitaron algunas comunidades en las que las personas parecen haber descubierto la fuente de la juventud. En Loma Linda, ciudad de California, en los Estados Unidos, se estudió a un grupo de adventistas del séptimo día que figuran entre los más longevos en América del Norte. Marge Jetton fue una de las personas entrevistadas. Al completar los cien años de edad, renovó su licencia de conducir por otros cinco años. El artículo menciona que la centenaria mujer, y otros adventistas, viven diez años más que sus compatriotas estadounidenses. Juntamente con los habitantes de Sardenha, en Italia, y Okinawa, en Japón, esa comunidad integra las llamadas “zonas azules”, lugares en que se vive más y mejor.

El concepto bíblico de la salud

Una unidad indivisible: La Biblia presenta una visión integral del hombre. Esta sostiene que todas las dimensiones del ser humano (espiritual, física, mental y social) están interconectadas en una unidad indivisible, y que la salvación presentada por la Biblia no solamente se refiere a un evento futuro, sino también afecta la vida presente.

La imagen de Dios: Otro concepto fundamental con respecto a la salud en la Biblia es la convicción de que Dios es el Creador de la vida y, de esta manera, el restaurador de la salud y el bienestar. El relato de Génesis presenta que Dios creó un ambiente perfecto, “bueno en gran manera” (Génesis 1:31). En ese contexto, el ser humano fue creado como una entidad completa y en perfecto estado (Génesis 2:7, 21, 22). Los capítulos 1 y 2 de Génesis presentan un mundo totalmente diferente del que experimentamos en la actualidad. La entrada del pecado (Génesis 3) introdujo un proceso degenerativo, que debilita las fuerzas vitales hasta la muerte. Así, un concepto central de la religión bíblica es que la que la enfemedad, en cualquiera de sus formas, nunca figuró en su plan original.

Administradores de la salud: De acuerdo con la Biblia, Dios no solamente es el Autor de la vida, sino además continúa siendo su sostenedor. Sin embargo, él confió el cuidado de la vida en manos de Adán, Eva y sus descendientes (Génesis 2:15, 16). Dios dejó indicaciones a la raza humana con respecto al cuidado y la preservación del mundo creado, y de la vida, e hizo advertencias para aquellos que abusaran de ambos. De hecho, la Biblia explica que el cuerpo es el templo del Espíritu Santo, y que es deber de cada uno cuidar de él, al preservar la salud (1 Corintios 6:19, 20).

De causa a efecto: Las leyes de causa y efecto operan tanto en el ámbito moral como en el físico. El bienestar procede de la manera en que se utiliza la libertad para tomar decisiones (Deuteronomio 30:19). Cada una de ellas acarrea consecuencias (Gálatas 6:7-10). En este sentido, la salud integral depende del estilo de vida. Es importante no solamente conocer las leyes de la salud, sino también ponerlas en práctica (vea el cuadro “Los ocho remedios naturales”, en la página 34).

El médico de los médicos: Cuando Jesús vino a este mundo, declaró que su misión era “pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor” (Lucas 4:18, 19). El Evangelio de Mateo presenta la triple misión de Jesús: predicar, sanar y enseñar (Mateo 4:23). Además de esto, muy pronto, cuando Jesús regrese a buscar a su pueblo y recree las condiciones originales de este mundo, la enfermedad ya no existirá (Apocalipsis 21:1- 4). Hasta entonces, Cristo puede perdonar sus pecados, traer la paz a su corazón y ayudarlo a tomar las mejores decisiones con respecto a su salud. El deseo de Dios es: “Amado, yo deseo que seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, asi�� como prospera tu alma” (3 Juan 1:2).