Hace poco hablamos aquí sobre una forma sutil de agresión: los ideales de belleza. ¡Cuántas mujeres sufren por esos ideales! Algunas hacen locuras para adelgazar, otras llegan a perder el cabello en el intento de modificarlos químicamente y también están las que ni siquiera salen a la panadería de la esquina sin ponerse base, polvo y rímel.
De diferentes formas, la mujer, que supuestamente ha conquistado la libertad en las últimas décadas, se ha vuelto esclava de un modelo que enferma la mente y, en muchos casos, hasta el cuerpo.
Esta semana, una noticia captó mi atención: “Poco maquillaje es tendencia en esta semana del SPFW [Semana de la moda de Sao Paulo]”. De acuerdo con la autora de la noticia: “el concepto es simple e interesante: abajo la perfección”. La parte del maquillaje nulo puede sonar no muy encantadora (por lo menos para mí). Lo que me pareció excelente fue la idea de que podamos vivir con las imperfecciones físicas. Puede tener puntos negros, arrugas, ojeras; no es necesario salir a la calle con cara de muñeca para ser bonita, y el cabello puede estar mojado sin que la consideren una descuidada. ¡Ay! ¡Esto es liberador!
Todo el tiempo se publican notas sobre personas famosas a cara lavada (sin maquillaje). ¿Por qué eso debe hacerse noticia? Porque salir a la calle a cara lavada se ha convertido en una especie de pecado, en sinónimo de descuido, de ausencia de autocuidado. Las personas se sorprender al ver a un artista “al natural”, con todas las imperfecciones que posee como ser humano. Lo mismo ocurre con cosas como la celulitis, los rollos de gordura, las estrías y la flaccidez.
En el 2013 se publicó en el sitio del periódico Folha de São Paulo una noticia sobre el exeditor de imagen de la revista Playboy. En esa nota, él comenta la presión que sufría para hacer su trabajo en las fotos. Corregir las imperfecciones de los cuerpos desnudos era su trabajo. Las mujeres de verdad eran transformadas, por computadoras, en mujeres “ideales”. Y aunque debía preocuparse por no transformarlas en muñecas de plástico, la idea de eliminar imperfecciones siempre estaba presentaba.
Y como en la vida real no se puede editar diariamente el cuerpo con Photoshop, se emplean mucha ansiedad y mucho dinero para eliminar las imperfecciones de los cuerpos femeninos. ¡Cuántas mujeres sienten vergüenza de mostrarle el cuerpo incluso al propio marido porque no tienen un cuerpo como el de las revistas? Yo ya he atendido a algunas. ¿Dónde está el derecho de estas mujeres a tener cuerpos reales, que llevan consigo la marca de su historia, ya sea de un embarazo, de las veces que engordó o adelgazó, o de las cicatrices que adquirió en la vida?
Los cuerpos de las mujeres sufren violencia diariamente, sin que nadie los toque. Son agredidos por las miradas, los juicios, los procedimientos que intentan eliminar las imperfecciones…Debemos pensar (y hablar) más sobre este tema.
Karyne Correia, Psicóloga.