Cuando hablamos de luchar contra la violencia, pensamos en la violencia doméstica, en las agresiones verbales, en el abuso sexual, en la explotación sexual infantil, en el bullying… Pero ¿usted ya pensó que existen formas más sutiles de agredir a las personas?
¿Qué opina usted de los padrones de belleza? ¿Ya se detuvo a analizar cómo están diseminados en nuestra cultura? Mire los dibujos animados hechos para niños. Las princesas siempre son esbeltas, con una cintura pequeña y muchas curvas. Existen escenas en las que la exhibición de las formas corporales está directamente asociada a la conquista de un personaje de sexo masculino. ¿Qué enseña esto a nuestras niñas? Que ellas necesitan tener una determinada forma física para ser bellas y que pueden conquistar un hombre a través de la exhibición de las formas de su cuerpo.
¿Y qué decir de las muñecas? El cuerpo, la ropa y la pintura del rostro las han vuelto cada vez más sensuales. ¿Qué mensaje comunica a las niñas? Recientemente miré un video en el que un artista transformaba muñecas de “hipersexualizadas” a muñecas que se parecen más a las niñas, como son naturalmente, desde la ropa hasta la pintura del rostro. ¡Qué diferencia!
Otro video que recientemente me llamó la atención fue uno que mostraba la insatisfacción de las niñas con sus cabellos crespos u ondulados. ¿Dónde aprendieron que solo los cabellos lisos son bonitos?
Todos los medios de comunicación ejercen influencia sobre nosotros, los adultos, y sobre los niños. Algunas influencias afectan directamente a nuestra autoimagen, en la forma como nos vemos y lo que pensamos y sentimos sobre nosotros mismos. Ya sean las campañas publicitarias, los dibujos animados, películas o novelas, ya sean los contenidos pornográficos, todo tiene el poder de impactar la mirada de la mujer sobre su cuerpo y de cooperar para el desarrollo de una insatisfacción con su imagen corporal.
La autoimagen de miles de mujeres es agredida diariamente por la propagación de conceptos de lo bonito y lo feo, lo adecuado y lo inadecuado, lo bueno y lo malo, en lo que se refiere a las medidas corporales, color de piel, tipo de cabello, etc. Y esta violencia es tan sutil que la reproducimos a diario y no lo percibimos.
Romper el silencio sobre cualquier tipo de violencia es algo necesario. Sin embargo, en mi consultorio he comprobado que las personas que no gustan tanto de sí mismas, no acostumbran romper el silencio. En muchos casos se les ha enseñado desde pequeños que tienen poco valor, comenzando por su apariencia.
Los invito a pensar un poco en este tema. No sé cuánto le afecta, pero seguramente habla de alguien que está cerca de usted!