Basta de Silencio

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MARCAS PROFUNDAS

De acuerdo al tipo de abuso sexual, se require de una intervención interdisciplinaria...


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“¡No, no quiero hablar del pasado! este lugar es mi refugio. Mientras caían lágrimas en su mejilla agregó: mi papá se aprovechó de mi, destruyó mi familia y mi futuro…” Expresó una adolescente de 13 años de edad, durante la primera entrevista que realicé en una aldea infantil.

Aquel día quedé impactada al escuchar esta triste y dolorosa historia. Probablemente, mientras estás leyendo este artículo, muchas experiencias traumáticas como ésta, se están reproduciendo en el mundo. Ante ello, tú y yo tenemos la gran responsabilidad de saber ayudar a muchos niños (as) y adolescentes que lamentablemente, alguien les robó esa tierna y dulce sonrisa, que necesitan recuperarla.

Actualmente; el abuso sexual es tan recurrente y sucede en cualquier estratus social; no podemos justificar ni minimizar una situación así, menos aún mantener en secreto o dejar que el tiempo se encargue de curar esas heridas generadas por este hecho traumático; las secuelas son tan profundas que interfieren en la adultez porque sus efectos son tan devastadores y es mayor aún cuando el abusador es la figura paterna.

En este sentido; las víctimas generalmente desarrollan el trastorno de estrés postraumático, caracterizado por revivir los hechos mediante constantes recuerdos, pesadillas, irritabilidad, sentimientos de culpa, vergüenza, dificultad en la concentración y pérdida de interés por sus actividades; según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV-TR). No obstante, la depresión crónica; la bulimia, alteraciones sexuales, dificultad en las relaciones interpersonales, el consumo de drogras y alcohol, entre otras secuelas, pueden aparecer a largo plazo, dependiendo del tipo y la frecuencia del abuso.

Pero, ¿Qué hacer, si ya ocurrió el abuso?
En primer lugar, es la madre quien debe dar crédito al testimonio del/la menor y mostrar apoyo para protegerlo (a). Porque el mayor error que una madre puede cometer, es ignorar el abuso argumentando: “ese cuento lo inventó ella, ella se lo buscó, seguro que con el tiempo se va olvidar” ¿qué indignante verdad? es la realidad de muchas madres que ignoran este tipo de abuso. Pero, aún existen Madres valientes que dejan todo para el bienestar y el futuro de ellas mismas y el de sus hijos.

Ahora bien; usted, como responsable de familia o persona de confianza de la víctima, necesita ser empático (a), confiable, alguien que sepa ayudar en todo sentido. Alguien que, evite culpabilizarlo (a), respete su espacio y no lo fuerze hablar diciendo: “cuenta todo para que desahogues”, “ya pasó, olvídalo”, “desde ese día, tu familia vive peleando”; de lo contrario recuérdele que “el agresor pagará el daño que cometió”, así lo señala la Doctora A. Matsakis, citado por L. Cacho, en su libro “Con mi hij@ no”.

De acuerdo al tipo de abuso sexual, se require de una intervención interdisciplinaria, en primer lugar, de un Médico legista, para analizar los daños en la integridad física de la víctima (lesiones, posibles infecciones de tipo bacteriana o relacionadas con ETS) luego, buscar asesoría legal y hacer la denuncia, porque éste es el medio para impedir que el abusador continúe haciendo daño a otros menores de edad, y en tercer lugar es indispensable el tratamiento Psicoterapéutico para tratar y contrarrestar los efectos negativos del evento traumático, de esta manera esas cicatrices “recuerdos” puedan ser manejados.
Al respecto, subrayo lo siguiente: ¡La superación no es sinónimo de olvido! es decir; mientras no haya ninguna lesión en la memoria, este hecho va a permanecer; sin embargo, mediante el proceso terapéutico, esas heridas van a cicatrizar y la víctima mostrará ausencia del dolor, ya que aprendió a asumir ese evento traumático como parte de su vida, convirtiéndose en un aprendizaje y de soporte emocional para otros.

¿Cómo prevenir el abuso sexual?
La prevención inicia en el hogar, pero si en casa no hay unidad, afecto, respeto, diálogo, confianza y existe una educación autoritaria; hay alta probabilidad de que el menor se convierta en un posible agresor y la niña sea una futura víctima.

* Ante la situación planteada, los padres, deben ser ejemplo de una relación amorosa, respetuosa y armoniosa (expresen afecto con gestos, palabras y actos), porque los pequeños son como “esponjas” que absorben todo.

*Oriente a sus hijos sobre la sexualidad y sus riesgos, sobre el cuidado de su cuerpo, las posibilidades de intentos de abuso sexual por un extraño, conocido o familiar y cómo hacer frente ante esas propuestas indeseables que incluyen: guardar secretos o acciones de regalos; dado que cualquier lugar puede ser el escenario para un abuso.

*Supervise a sus hijos y preste atención a sus quejas, a todo cambio en su comportamiento y no olviden decir: “Te Amo, puedes confiar en mi, siempre te voy a creer y haré lo imposible para protegerte”. Saben algo, dudo mucho que el abusador se aproxime a un niño(a) que muestra alta autoestima y es protegido(a) por sus padres.

Para concluír, me dirijo a quienes vivieron esta experiencia en su infancia y que nunca rompieron el silencio: ¡es momento de buscar ayuda profesional! para que esas marcas sean manejadas y así tener una vida plena, porque “En Dios encontramos la verdadera Fortaleza” (filipenses 4:13) ¡Él puede sanar las marcas más profundas!

Referencias Bibliográficas:

1. AMERICAN PSYCHIATRIC ASSOCIATION (APA). (2002). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-IV-TR. Barcelona: Masson.
2. Cacho, L. (2008) “Con mi hij@ no, manual para prevenir, entender y sanar el abuso sexual”, México, p 74.

Keyla Guerrero
Licenciada en Psicología, graduada en la Universidad Peruana Unión. Casada con el Pr. Joel Flores. Actualmente trabaja en la Red de comunicaciones Nuevo Tiempo.
Su mayor anhelo es ser guiada por Dios en su desenvolvimiento profesional, para contribuir en la salud mental y el bienestar integral de muchas personas.

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