Los datos publicados en la edición del Anuario Brasileño de Seguridad Pública de 2023 revelan un panorama devastador: ¡el mayor número de registros de violencia sexual de vulnerables en la historia! ¿Sabías que en 2022 se notificaron más de 74 mil casos? A pesar de ser una cifra grande, no representa toda la realidad. Un estudio divulgado por el Instituto de Investigación Económica Aplicada indicó que solo el 8,5% de las violaciones en Brasil son reportadas a la policía y el 4,2% a los sistemas de información de salud. Es decir, la estimación de estos autores es que en Brasil existen 822 mil casos anuales de violencia sexual.
La Declaración Mundial de los Derechos del Niño proclamada por el Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) anticipa que, “en virtud de su falta de madurez física y mental, el niño necesita protección y cuidados especiales, incluida la debida protección legal, tanto antes como después de su nacimiento”. Pero ¿cómo se puede preservar la infancia?
¿Cómo proteger la infancia?
Ante estos datos surge la pregunta: ¿qué hacer para transformar esta realidad? ¿Qué pueden hacer los líderes y educadores para prevenir e identificar el abuso infantil?
Actualmente, la jornada escolar establecida por la Ley de Directrices y Bases de la Educación en Brasil determina en la educación primaria una carga horaria de 800 horas anuales, lo que equivale a 4 horas al día que un niño permanece dentro del aula. Sin embargo, muchas instituciones privadas y públicas ofrecen el período integral, que es cuando los alumnos permanecen los dos turnos en la escuela, cerca de 7 horas al día.
El psicólogo clínico y profesor universitario Victor Britto explica que todos los profesionales que trabajan con los niños en el entorno escolar tienen un papel fundamental en la prevención de estos casos. "Por la cantidad de tiempo que los niños pasan dentro de las instituciones educativas, los profesores, monitores y todos los profesionales vinculados a la educación deben ser conscientes. Es a través de la identificación temprana que podemos proporcionar la asistencia adecuada a ese niño o adolescente", detalla.
El trabajo activo e intencional marca la diferencia en esta temática. En Brasil, el 86,6% de las víctimas de violencia sexual son niñas, entre 10 y 13 años. Pero los niños también sufren y hoy representan 14% de los casos, en los que el 43,4% de ellos ocurridos en el rango de edad de 5 a 9 años. Por eso, estar atentos a las señales que indica un niño y derivarlo al tratamiento adecuado es el primer paso para cambiar la realidad de las cifras en el país.
Reconociendo las señales
Entender las señales de que un niño está sufriendo abusos es crucial para intervenir precozmente y brindar el apoyo adecuado. El psicólogo destaca que estas señales pueden incluir un apego excesivo a las partes íntimas propias y de los compañeros, a través de toques, juegos o comentarios frecuentes sobre órganos sexuales. Además, el interés en dibujos que contengan imágenes u objetos de contenido sexual también puede ser un indicativo.
Para investigar estas señales, Víctor Britto aconseja que el enfoque se base en la cercanía y la confianza que el educador ha establecido con el niño. "No se trata de confrontar directamente al alumno, sino de crear un ambiente seguro y acogedor para que él o ella se sienta cómodo/a compartiendo su historia", explica. Es esencial que el relato de la víctima se mantenga en secreto y se comparta solo con personas esenciales, como profesionales capacitados para manejar casos de abuso infantil.
La profesora de Biología, D.R., con su experiencia en el ámbito educativo, destaca la importancia de estar atentos a los cambios de comportamiento de los alumnos. Ella menciona un caso en el que una alumna, que antes era tranquila, comenzó a mostrar comportamientos rebeldes y falta de respeto. Después de una conversación sincera, la estudiante reveló a la profesora los abusos que sufría en casa. D.R. actuó rápidamente, informando el caso a la administración escolar, denunciando a las autoridades competentes y derivando a la víctima a profesionales especializados en salud.
Ella enfatiza que, aunque no todos los cambios de comportamiento de los alumnos estén relacionados con abusos, todos los profesores deberían estar preparados para identificar y actuar en casos sensibles como este.
¿QUÉ HACER?
Cuando los educadores y profesionales que trabajan con niños y adolescentes se enfrentan a sospechas de violencia, pueden adoptar una serie de acciones:
- Contener: al escuchar y establecer un vínculo, el profesional puede corroborar el relato de la víctima y reforzar la red de apoyo del niño. El apoyo es fundamental para que entienda que hay personas que lo aman, cuidan y están con él.
- Denunciar: una vez identificado el abuso, el profesional debe limitar esa información a personas específicas, como los administradores de la institución y los responsables de la víctima, cuidando de no exponer al niño o adolescente. Denunciar y buscar ayuda en el Consejo Tutelar son formas de contribuir para que el caso sea investigado. Buscar la asistencia de profesionales especializados (psicólogos o educadores) o de organismos competentes que acompañen al menor. Nunca omitirse ni intervenir sin preparación, ya que los daños podrían ser mayores.
Algunos países proporcionan un canal exclusivo de denuncia para los profesores. Las denuncias de violaciones de derechos humanos se pueden realizar de forma anónima.
Prevención y orientación
Más importante que tener una lista de indicadores es buscar una formación activa antes de que ocurra. Instruir a los niños sobre la importancia de su propio cuerpo en talleres que fomenten que los adolescentes y niños se protejan de situaciones peligrosas son acciones que pueden cambiar vidas.
La profesora Glaucia Korkischko, directora del Ministerio del Niño y del Adolescente de la Iglesia Adventista para ocho países de Sudamérica, enfatiza la importancia de la capacitación de los líderes. "Los profesores y líderes de niños y adolescentes pueden identificar señales de alerta y peligro, muchas veces antes que la propia familia. Por lo tanto, son potenciales agentes de ayuda o alerta cuando están capacitados para 'ver' y comprender el tema. Sin la formación o comprensión del peligro, poco podrán ayudar en esta lucha y prevención", explica. La Iglesia Adventista tiene un trabajo activo en la prevención, identificación y orientación sobre el abuso infantil en Sudamérica, según detalla Glaucia. "Cada año, el Ministerio del Niño y del Adolescente se encarga de orientar a tres grupos específicos: niños, adolescentes y adultos educadores y padres. Preparamos materiales como las revistas del proyecto Basta de Silencio y organizamos charlas para estos grupos específicos; ofrecemos estas clases en escuelas públicas y privadas, en iglesias o en lugares donde se encuentre nuestro público infantil y adolescente", explica.
"En casos de sospecha o certeza, ¡no lo dudes!
Denúncialo a los organismos competentes.
Las víctimas tienen a dónde acudir y con quién contar”.
Fuentes:
FÓRUM BRASILEIRO DE SEGURANÇA PÚBLICA. 17º Anuário Brasileiro de Segurança Pública. São Paulo: Fórum Brasileiro de Segurança Pública, 2023. Disponible en: https://forumseguranca.org.br/wp-content/uploads/2023/07/anuario-2023.pdf. Ingreso: 26 jun. 2024.
IPEA. Brasil tem cerca de 822 mil casos de estupro a cada ano; dois por minuto. Disponible en: https://www.ipea.gov.br/portal/categorias/45-todas-as-noticias/noticias/13541-brasil-tem-cerca-de-822-mil-casos-de-estupro-a-cada-ano-dois-por-minuto. Ingreso: 27 jun. 2024.
BRASIL. Ministério dos Direitos Humanos. Professores podem contribuir para o enfrentamento ao abuso e à exploração sexual. Disponible: https://www.gov.br/mdh/pt-br/campanha/maio-laranja/noticias-maio-laranja/professores-podem-contribuir-para-o-enfrentamento-ao-abuso-e-a-exploracao-sexual. Ingreso: 27 jun. 2024.
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