Crece el número de casos de violencia doméstica durante la cuarentena

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Crece el número de casos de violencia doméstica durante la cuarentena

Con los agresores siempre cerca, las víctimas informan aumento de frecuencia y dificultad para pedir ayuda

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Por Jussara Abreu y Deise Ribeiro

Las víctimas no pueden pedir ayuda porque sus agresores están siempre cerca (Foto: Shutterstock)

El despertador suena para un nuevo día de trabajo. Una nueva semana con planes, agenda organizada y tareas que cumplir. Sería una semana más de muchas si no fuera por un “intruso invisible” que altera la rutina de la población en todo el mundo: el coronavirus (Covid-19).

El mundo giró cabeza abajo. Cambios abruptos invadieron la vida de todos, lo que modificó la forma de trabajo, estudios y transformó la vida cotidiana.

Los cambios son variados y afectan a cada individuo de forma singular. Cuestiones relacionadas a la vida financiera y social pueden afectar la salud mental. Así como el hecho de mantenerse en aislamiento, lo que en el momento es una imposición sobre la voluntad. Esto altera la condición existencial y pone al ser humano en un estado de angustia y padecimiento por la limitación de “poder ser” o “poder tener”, lo que desesctructura pensamientos y emociones que a su vez pueden alterar el comportamiento.

En este contexto de privaciones, miedos e incertidumbres que provienen de la pandemia, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) relata un aumento alarmante de casos de violencia doméstica contra mujeres y niñas en todo el mundo. La amenaza dejó de ser externa y pasó a aumentar en los lugares en los que debieran sentirse más seguras: sus propios hogares.

Aprisionadas con el agresor

La violencia contra el sexo femenino en general se practica por celos exagerados por parte del marido, novio o excompañero. Por el hecho de estar viviendo un período de aislamiento social, las mujeres víctimas de malos tratos dentro de sus residencias, independiente de la edad, se encuentran más vulnerables Muchas sufren calladas, a pesar del nivel social. En su gran mayoría, tienen miedo de formalizar una denuncia y hablar de su sufrimiento.

Cuando son niñas, llegan a sentirse culpables de los abusos, por insinuación del propio agresor, que a veces hasta amenaza con quitarle la vida a alguien que ellas aman. Cuando ya están en la fase de la edad adulta, sufren presiones psicológicas y físicas y se abstienen de buscar un servicio de salud y el amparo en la ley que las protege.

Conozca las causas más comunes de comportamiento agresivo:

  • Hombres que abusan de sustancias químicas
  • Niños que observaban el sufrimiento impuesto a sus madres por padres o padrastros.
  • Los niños que eran agredidos en su casa durante la infancia, al crecer tienen tres veces más posibilidades de convertirse en agresores
  • La violencia como comportamiento aprendido
  • Padre autoritario y madre opresora
  • La necesidad de autoafirmación
  • La falta de creencias y valores
  • Necesidad de afirmarse como sexo fuerte

Cabe resaltar que los hombres abusadores pueden ser cultos, iletrados, de éxito en la vida o sin profesión. Están esparcidos por todos lados.

Por todo esto, además de participar con la lucha contra el COVID-19, la sociedad posee otro desafío: prestar apoyo a las mujeres y niñas en situación de violencia familiar, muchas en riesgo de vida. Por lo general, el aislamiento es utilizado por el agresor para ejercer control psicológico sobre la víctima y apartarla de su contacto social, lo que disminuye o anula su posibilidad de defensa.

En Brasil, según el Foro Brasileiro de Segurança Pública (FBSP), en las llamadas al 190, el número de llamadas sobre violencia doméstica (por 100 mil habitantes) subieron de 21,4% a 44,9%, en este período de pandemia. Pero en algunas regiones, las víctimas no logran hacer el pedido de ayuda a las redes de apoyo ya establecidas, debido a la limitación y privación de acceso a los medios de comunicación.

La ayuda a mujeres en situación de violencia puede venir de su red de relaciones, como amigos, vecinos, colegas de trabajo, entre otros. Puede ser que usted conozca a alguien que esté pasando por una situación semejante, ya sea de violencia física, verbal, psicológica o sexual o, quién sabe, puede estar siendo usted la víctima.

El silencio perpetúa la acción del abusador o agresor, por lo tanto, el mayor desafío de alguien que desea ayudar es vencer el miedo y romper el silencio. Existen equipos preparados para informar, acoger y proteger a víctimas de violencia domésticas como: protectorías de la mujer y secretarías municipales que brindan apoyo y atención necesarios para la mujer en situación de violencia.

Al mirar la condición actual de una sociedad en sufrimiento, hay un desafío en tiempos de cuarentena de conservar relaciones saludables, creando un ambiente de respeto, diálogo y afecto, en especial en la dinámica familiar. En situaciones de padecimiento psicológico, la búsqueda de apoyo profesional es lo aconsejable. Como comunidad cristiana, el trabajo de concientización y apoyo espiritual es una herramienta importante en el contexto de promover calidad de vida y apoyo a la salud espiritual.