Ocurre tanto en las mejores familias como en las de pobreza extrema, pese a ser un problema creciente en el mundo, la mayoría de los casos no son detectados ni denunciados.
Siempre pensé que mi hermano sería mi protector. Una tarde de las muchas, en las que mamá salía a trabajar, él se acercó a mí diciendo que jugaríamos a un nuevo invento que tenía para nosotros; al inicio me pareció muy normal todo, ya que se trataba de mi hermano; sin embargo al pasar las horas él estaba muy cariñoso y al resistirme a sus “muestras de afecto” se puso violento, me abrazó fuertemente mientras me quitaba la ropa ; se colocó encima de mí y mientras lloraba y trataba de pedir ayuda, él me violó , yo tenía 9 años y él 19.
Mucho tiempo después me casé; pero mi relación no prosperó. Cada vez que buscábamos intimidad con mi esposo, los recuerdos se volvían en mi contra y en lugar de sentirme amada, sentía que era violada una vez más; mi esposo no comprendía lo que me sucedía y decidió abandonarme por otra mujer.
Con el sentimiento de culpa por la violación a la que me sometió mi hermano y la depresión por el abandono de mi esposo, decidí envenenar a mi hija para que ella no sufriera lo que yo había pasado. Una tarde, preparé veneno mezclándolo con jugo de naranja, yo lo tomé primero, ella sospechó y no lo bebió. Lo que recuerdo después, es que estaba en la sala de urgencias del hospital. Hoy estamos realizando terapia para afrontar esta realidad…
El abuso sexual para Dios es una aberración, un pecado terrible que destruye la familia y la sociedad (Ex.20:14; Gen. 19: 24, 25; Mt. 18:6). El caso más notorio en la Biblia, es el de uno de los hijos de David, Amón, quien abusó sexualmente de su media hermana. Las consecuencias de este terrible pecado fueron: depresión en la abusada, negligencia por parte del padre y muerte de los hijos de David (2 Sam. 13 y 18). También vemos en la Biblia la actitud aberrante de los sodomitas, al intentar violar a los visitantes de la casa de Lot, sin saber que eran ángeles, su maldad era tan extrema que terminó por destruirlos. (Gen. 19:1-13, 24, 25).
La Biblia condena todo tipo de violencia sobre todo en los niños Y cualquiera que violente a un niño mejor le sería no haber nacido (parafraseado de Mt 18:6)).
El mayor número de abusos sexuales es cometido por personas de la familia de la víctima, en especial padres, padrastros y parejas de la madre. Estas personas suelen tener mayor y mejor acceso al niño, mayores oportunidades de iniciar y continuar el abuso (por su proximidad, tanto como por el nivel de dependencia que la relación implica) En su mayoría, estos abusos sexuales suelen ser los que duran más tiempo y, por consiguiente, los que pueden presentar peores consecuencias a largo plazo.
El abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes en nuestra actualidad es una forma de maltrato al menor y se basa en el abuso de poder. Este es psicológicamente dañino y socialmente censurable. Las víctimas de abuso con frecuencia callan por miedo, culpa, impotencia, vergüenza, se sienten cómplices y humillados (as).
La necesidad de entender el abuso sexual como un evento traumático.
Los eventos traumáticos de un abuso sexual provocan otras situaciones de estrés, como crisis familiar. A esto se suma una crisis habitacional, si el niño debe abandonar su casa por una cuestión de protección; económica, por pérdida del sustento provisto por el abusador. En las situaciones de abuso sexual las intervenciones legales suelen ser una fuente agregada de estrés, ya sea por el encarcelamiento del ofensor, por el tiempo que la familia pasa en dependencias judiciales o policiales y la forma en que esto altera su ritmo cotidiano de vida, o por las consecuencias temidas a futuro como producto de dicha intervención.
Todos los miembros de la familia se ven afectados —no solo el niño o la niña víctima del abuso— y la intervención profesional pueden ser necesaria para más de un miembro.
Los niños exhiben un rango de respuestas postraumáticas. Estas respuestas pueden ir desde el TEPT (trastorno por estrés postraumático) hasta disrupciones en el desarrollo madurativo, cuadros de ansiedad, depresión, así como las conductas autodestructivas (negligencia en las obligaciones, conductas de riesgo, ausencia de autoprotección, entre otros), las conductas autolesivas, las ideas suicidas e intentos de suicidio, y la baja autoestima.
Asimismo, las víctimas de abuso sexual a largo plazo tienen problemas sexuales. La insatisfacción sexual y disfuncional, presentan conductas de riesgo sexual (como el mantenimiento de relaciones sexuales sin protección, un mayor número de parejas y una mayor presencia de enfermedades de trasmisión sexual y de riesgo de VIH) derivado de estos problemas de tipo sexuales promiscuos y del precoz inicio a la sexualidad que presentan estas víctimas, se destacan también la prostitución y la maternidad temprana. Las mujeres que durante su infancia han sido víctimas de abuso sexual tienen dificultad en la crianza de los niños y presentan un nivel inferior de habilidades de comunicación y de imagen de rol materno.
¿Qué debemos hacer para prevenir el abuso sexual infantil?
Las madres, deben realizar las siguientes actividades para prevenir el abuso:
Enseñar asertividad, Los hijos e hijas deben aprender a decir lo que piensan y como se sienten de manera clara y en el momento oportuno, para lo cual es necesario eliminar patrones de crianza autoritarios. De esta manera los niños, niñas y adolescentes tendrán la capacidad de expresar claramente y con seguridad su negativa ante cualquier amenaza de abuso sexual que se presente.
Respetar las opiniones de sus hijos e hijas, apoyar sus decisiones cuando no quieren hacer algo que se encuentra dentro de sus derechos de autonomía como recibir abrazos, jugar.
Saber escuchar y transmitir confianza. Los hijos e hijas necesitan saber que sus sentimientos son percibidos por sus progenitores y que su voz es escuchada al interior de la familia.
Estar siempre informadas aquellas personas que muestran interés por sus hijos e hijas, conocer a las amistades que frecuentan y saber sobre sus amigos y amigas virtuales.
Hablar claro sobre sexualidad: explicarles de acuerdo a su edad todo lo que motive su curiosidad, incluyendo el nombre de las partes del cuerpo, las áreas sexuales de éste (por ejemplo, las que no pueden tocar los otros, las que habitualmente están cubiertas)
Como sociedad debemos…
Trabajar con las víctimas, por quienes muchas veces no se hace nada, y también por otro lado con los agresores a quienes mayormente condenamos. Dios puede usarnos de una o de otra forma, lo triste sería que no hagamos nada por ninguno de los dos. Ciertamente Cristo dejó a su iglesia como Faro de orientación para el mundo y esperanza eterna en él; busquemos con empeño la consideración amorosa, el abrigo y la consolación para los que hoy sufren por causa de abuso sexual y no olvidemos que Dios también ama al pecador.
Por ello hemos elaborado un Programa de Prevención titulado “Mi Cuerpo Mi Mayor Tesoro” que queremos compartir para contribuir con nuestra sociedad.
Referencias Bibliográficas:
Baita, s. Moreno, P. (2015). Abuso sexual infantil. Cuestiones relevantes para su tratamiento en la justicia, Uruguay.
Viviano, T. (2012). Abuso sexual, estadísticas para la reflexión y pautas para la prevención. Biblioteca Nacional del Perú.
Biografía:
Ps. Ruth Velarde Ruiz Magíster en Terapia familiar y especialista en área clínica, docente de la Universidad Peruana Unión filial Juliaca, casada con Jonathan Machaca Sucapuca que actualmente es Pastor distrital de la Misión del lago Titicaca.